Estamos recogiendo ideas del pasado, grandes títulos de antaño y transformándolos en algo que pertenece a la generación actual. Pero ¿donde está el límite? ¿O el valor añadido? Muchas de estas nuevas versiones se limitan a coger lo que ya había y copiarlo, sin añadir nada nuevo que realce la experiencia. Es un buen viaje a la nostalgia, sin duda, pero si esas mismas obras marcaron una época quizás no fue por copiar. Si no por establecer nuevas formas de hacer las cosas, o por sentar un nuevo nivel de calidad.